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viernes, 12 de marzo de 2021

En tiempos de pandemia

 

Hoy, 12 de marzo de 2021, hace exactamente dos años que salí de España para volar a la tierra de mis sueños, la tierra de los canguros, Australia.

Todo ese tiempo ha pasado desde que no veo a mi familia, a mi perra, a mis amigos, desde que no me tomo una caña con tapas en el bar del barrio, desde que no como pipas en un banco con mis amigas riéndonos de cualquier tontería, desde que no paseo por las calles de Madrid, desde que no respiro la cultura de mi país.

Sí, he cumplido un sueño, pero esta vez a un coste muy alto. Me encanta mi vida en Australia. Desde que llegué a Mackay hace dos años, no han parado de pasarme cosas. Aterricé yo sola, sin miedos y con un objetivo, bueno, en realidad muchos como ya me conocéis, pero el principal era conseguir ser enfermera de heridas. No conocía a nadie, por lo que decidí que era un buen momento para ponerme a estudiar el título de especialista en estomas, continencia y heridas. Sin embargo, esto duró poco ya que al mes empecé a conocer gente y a hacer amigos, e incluso sin buscarlo, a los dos meses encontré el amor. De todas formas, trabajando, saliendo de con amigos y en general teniendo una vida muy atareada, conseguí sacarme el especialista y gracias a ello y a mi persistencia conseguí un puesto fijo como enfermera especialista en curas y estomas.

Además, por primera vez en mi vida, vivo en una casa sin compartir con gente extraña. Una casa de dos plantas con cuatro habitaciones solo para mi pareja y yo. Después de diez años compartiendo casas, es algo que se disfruta muchísimo.

Vivo en una región pequeña a diez horas en coche al norte de Brisbane, y esto nos permite estar rodeados de paisajes geniales. Playa, montaña y animales salvajes por todos lados.

 Sin embargo, las cosas son muy diferentes cuando uno tiene en mente que puede comprar un vuelo y regresar a casa cuando quiera. Todo está bien, vives tu vida, lejos, pero sabiendo que, si lo necesitas, haces clic y tienes un vuelo a casa. Todo está bien hasta que llega una pandemia mundial.

Estaba a punto de regresar a casa después de un año en Australia, tenía unas ganas tremendas de volver. Además, estaba vez no volvía sola, mi pareja viajaba conmigo para conocer mi vida al otro lado del charco. Y un maldito virus lo truncó todo. Vuelos cancelados y una ardua aceptación de la nueva situación.

España entró en cuarentena, en Queensland, el estado donde vivo puso restricciones y se cerraron los lugares de ocio, pero por fortuna nunca entramos en cuarentena estricta. Leía las noticias de España cada día y no podía creer los datos de la pandemia, me llegué a obsesionar y tuve que dejar de leer las noticias. Me preocupaba mi familia y mis amigas y me daba rabia como se estaba y se está manejando la pandemia en mi país. Las comparaciones son odiosas, pero en Queensland han fallecido solo 6 personas debido al coronavirus mientras que en España he perdido ya la cuenta.

Lo positivo de la pandemia es que, aunque estando lejos, ahora todo el mundo tenía tiempo para hablar, por mensajes, por videollamdas o por redes sociales. La gente se volvió más comunicativa durante la cuarentena. Llegué a recibir mensajes de gente que hacía años con los que no hablaba e incluso de mis ex. Quizás es algo egoísta decir que disfruté de estos meses de charlas, pues al acabar la cuarentena todo volvió a ser lo de siempre y ya nadie se acuerda de las antípodas.

En dos años me he perdido muchísimas cosas, y duele mucho no estar en esos momentos especiales. Mi madre cumplió los sesenta, mi mejor amigo se casó, mi perrita casi se muere y una de mis grandes amigas casi se casa, aunque se pospuso al final, y espero con toda mi alma poder ir esta vez.

 A veces pienso que es como vivir dos vidas diferentes en cada país, y en cierto sentido, se pierde el concepto de pertenencia. Un corazón dividido, mi país, mi familia y amigos por un lado y mi trabajo, mi pareja y una mejor calidad de vidad por el otro. Ojalá se pudiera juntar todo. Al menos tenemos la tecnología que nos permite estar en contacto, aunque a veces desearía que todos pusiéramos más de nuestra parte para tener más tiempo que dar con los otros.

 Para terminar, espero que esta locura que estamos viviendo acabe pronto y nos podamos volver a abrazar y besar, mirarnos a los ojos desde cerca, reírnos en la cara, llorar en el hombro y tocarnos sin miedo.

 

Os echo mucho de menos…

 


Sandra

domingo, 5 de agosto de 2018

En una pequeña aldea de Nicaragua…



Hace ya un tiempo que dejé San José de Paiwas, pero me sigo acordando de esa familia que sin conocerme de nada me acogió y me cuidó como un miembro más.
Todo empezó como una aventura. Allá iba yo, sin tener mucha idea de donde me metía, de voluntaria de Raleigh. Llegué a Masaya 30 miuntos al sur de Managua , donde se situaba la oficina de Raleigh, un caluroso día de enero ( allí era la época seca). Allí conocí al grupo de avanzado de Raleigh, todos estábamos nerviosos y nadie sabía muy bien qué íbamos a hacer exactamente. Yo acabé siendo enfermera de equipo, líder de grupo y traductora, 3 roles en uno, cosa que me pasó factura tanto mental como físicamente.

Equipo de avanzada

Estuvimos 3 semanas de preparación en campo base hasta que vinieron los voluntarios. Creo que esas 3 semanas fueron de las mejores, salimos de fiesta por Masaya y pude descubrir Nicaragua desde  dentro; sus colores, en la ropa y edificios; su música, un continuo baile callejero; sus olores, en los puestos callejeros. Desde el día que llegaron los voluntarios se inició la ley seca, lo que significó 3 meses sin probar gota de alcohol.
lideres de grupo



Me asignaron un proyecto en una comunidad de San José de Paiwas y reconozco que no estuve de acuerdo, yo iba con la idea de ser enfermera y no líder de un equipo de voluntarios de entre 18 y 24 años. Voy a mencionar algo brevemente para poder proseguir con lo mejor de esta historia. Estos voluntarios parecían estar en un campamento de verano para niños ricos, eran ingleses y alemanes en su mayoría, todos de familias adineradas donde debe ser que la buena educación y la visión empática hacia los necesitados no existen. Sí, esta fue la parte más dura de esta experiencia. Y hasta aquí escribo sobre ello, no le quiero dar más importancia.

Tras un largo viaje en autobús con un continúo traqueteo llegamos a la comunidad, por la ventana pude ver como dejábamos pueblos y más pueblos atrás y nos adentrábamos en un lugar en medio de la nada, rodeado de vegetación y polvo en los caminos ( en ese momento no sabía que repetiría ese mismo viaje hasta 8 veces).
bus tipico nicaraguense( traido de EEUU)

Allí nos recibieron a unos desconocidos que se invadirían su tranquilidad por 3 meses. Todas las madres y niños de la comunidad nos esperaban con los brazos abiertos. Los niños reían entre sí y se escondían detrás de las faldas de sus madres, otros más atrevidos nos ayudaban con el equipaje. Se presentaron como si fueran ya profesionales en ello y nos ofrecieron un magnífico tentempié nicaragüense en la escuela. Fuimos divididos entre las diferentes familias, he de decir que aún pienso que me tocó la mejor y doy gracias a la suerte. Todas las familias fueron encantadoras, pero la mía se convirtió en parte de mí, como una familia en ausencia de la real que llevaba un año sin ver.

Os la presento: Doña Melania, fue mi madre nica, una mujer fuerte y valiente a la que la vida le ha dado otra oportunidad después de pasarlo tan mal en la adolescencia. Al principio me pareció una mujer tímida y distante, pero eran todo primeras apariencias, cocinando juntas nos llegamos a conocer muy bien y nos contamos mil historias entre calderos al fuego. Ella  y todas las madres son las que en realidad llevan las riendas de la casa, pero shhh, que no se enteren los maridos, a ellos les dejan creer que son los jefes de la casa.
Don Ignacio, es un hombre campechano, no sabe ni leer ni escribir como mucha otra gente de la comunidad pero tiene un corazón bien grande. Aunque no me gusta que se gane la vida matando cerdos para vender la carne. Esto fue algo muy duro de vivir con ellos, ya que cada sábado de madrugada oía a un cerdo sufrir justo detrás de mi pared de madera.
Rolando es el hermano mayor, un chico lleno de energía y defensor absoluto del hombre ante la mujer. Tuvimos muchos enfrentamientos, que manejamos buenamente, de hecho conseguí que al menos lavara sus platos durante mi estancia.
Moises es el pequeño, bueno entrado en plena adolescencia. Es un chico lleno de querer saber, espero que la vida le dé la oportunidad de aprender todo lo que quiere, ¡ah! y fiero amante de los animales, aunque de vez en cuando les haga de rabiar.
La familia


Odeling y Mikelin son las nietas de Doña Melania. Dos niñas de 6 y 7 años de las que nunca me olvidaré. Eran unas tramposas jugando a las cartas cada noche, pero me hicieron pasar los mejores ratos con su inocencia y su picaresca a la vez. Sus sonrisas han quedado grabadas en mí.
Mis hermanitos nicas, Odeling, Mosises, Rolando y Mikeling
Jugando a cartas con las tramposas

Aparte de ellos conviví con Lupita la gallina coja (su pata se la comió el cerdo), el Cerdo (no se les pone nombre ya que saben que van a morir), Doky y Pelusa la pareja de perros estrella y Pepa, la gatita de dos meses, aparte de otras gallinas sin nombre, ¡ah! y el gallo que cacareaba toda la noche ( los gallos no cacarean solo al amanecer como yo pensaba, eso será solo en los cuentos). Los añado a la familia puesto que vivían dentro con todos nosotros. Al principio llama la atención, pero luego uno se acostumbra a que hasta el cerdo venga pidiendo los restos de tu plato de comida.
El cerdo y Pelusa en el salón

Lupita la gallinasin pata

La vida en la comunidad era tranquila. Nos levantábamos a las 5 y media de la mañana ( con el sol), nos comíamos un buen desayuno de gallo pinto ( frijoles y arroz) a veces con plátano maduro y otras con algún vegetal que nos daba la ONG muy de vez en cuando.
A las 7 ya estábamos todos predispuestos para trabajar (unos más que otros). Nuestro trabajo consistió en la mejora de un sistema de agua y la creación de dos nuevos puestos de agua, lo que conocemos por ducha y pila para lavar la ropa. En la comunidad no hay agua corriente en ninguna casa. Existe un manantial a las afueras donde ya se extraía agua a través de unas tuberías hasta dos puestos públicos. Nuestra primera misión fue mejorar el filtro en el manantial recogiendo rocas del rio y llevándolas a hombros en sacos hasta el manantial por una colina.
Recogiendo pierdas

 Como decía Cantarero,el albañil,  mis deudas están pagadas con Nicaragua. Él decía que los españoles les robamos el oro, pero después de tan arduo trabajo creo que he cumplido como española. Fue muy sufrido subir esa cantidad de rocas lloviendo o bajo el calor húmedo. Los hombres de la comunidad también colaboraban y lo hacían mucho más rápido que nosotros. Al principio también fue difícil trabajar conjuntamente, nos despreciaban un poco a las mujeres, pero demostramos que podíamos hacer el mismo trabajo que ellos. Después de las rocas desenterramos las tuberías viejas y las cambiamos por nuevas y asimismo creamos nuevas zanjas para llevar el agua más lejos. Pico y pala fueron nuestro pan de cada día por casi dos meses. 
Nuevo puesto de agua

Pero todo fue recompensado el día que abrimos por primera vez el nuevo grifo y vimos salir el agua a chorro, todos reímos y saltamos de alegría entre gritos de alegría ¡¡¡ agua, agua, tenemos agua!!! Ese día quedará siempre marcado en nuestras memorias.
¡Agua, agua ,hay agua!!

Por las tardes, realizábamos educación para la comunidad, días de acción y un montón de talleres en la escuela. Esa fue de mis partes favoritas. En la escuela asistían a la misma clase niños desde los 5 a los 12 años, un descontrol total. Utilicé mis mejores tácticas para llamar la atención de los niños y bueno creo que al final algo se les quedó de nuestras charlas y juegos educativos. Fueron ratos divertidísimos haciendo juegos en el patio y riendo todos juntos.


Columpio restaurado


En la tarde, llegaba el momento de calma, de leer y escribir en mi diario en la hamaca. La calma duraba poco, solo hasta que llegaban las terremoto. Pero me encantaba que me interrumpieran y que charláramos de nuestras tonterías mientras atardecía y veíamos el sol ponerse entre los árboles, brillando en rojos y naranjas chillones.
Atardecer

Me robaron la hamaca

Más tarde era la cena, cosa que me llamó la atención, que nadie se sentaba en la mesa sino que cada uno agarraba el plato y comía donde quería. Era después de la cena cuando manteníamos nuestras conversaciones de intercambio cultural. Me hacían mil preguntas que a veces yo no sabía responder. ¿Cómo explicas a alguien que no tiene agua corriente en casa, lo que es un aire acondicionado, un radiador o hasta una ducha hidromasaje? Te hace sentir de otro mundo. Mi familia de verdad me mandó videos de mi casa y allí alucinaban todos. Me daban ganas de meterlos en mi maleta y traerlos conmigo a conocer mi vida como yo he conocido la suya.

Pasé muy buenos ratos con la familia, a veces con “mis hermanos” bailábamos hasta desfallecer. Les encantaba el reguetón, las bachatas y las cumbias, y yo no me cortaba ni un pelo para mover las caderas con ellos que después se partían de risa de mí.
Tengo miles de anécdotas, pero todas no las puedo contar aquí. Fue muy triste la despedida, dejarlos allí sin saber cuándo volveré a verlos.
Mis niñas lindas

 
Y para terminar, y para quien no lo sepa aun ya que a los medios internacionales no le interesa, Nicaragua está viviendo una represión brutal por parte del gobierno desde el 19 de abril. A mí me tocó vivirla en sus inicios ya estando en Managua y por suerte logré salir del país, pero toda esa gente queda allí luchando por su bella Nicaragua mientras la comunidad internacional los ignora.

¡Cambiemos el mundo! Y Ortega… ¡que se rinda tu madre!









viernes, 20 de octubre de 2017

Una enfermera española en Cairns



Una vez más, reto conseguido! Después de un largo camino y mucha paciencia con la burocracia australiana, conseguí registrarme como enfermera en Australia. Sueño cumplido.
 
uniforme de enfermera australiana


De esto hace ya 6 meses, y parece que fue ayer cuando llegué a Cairns. Aterricé aquí sin muchos planes, pues ni siquiera tenía trabajo, pero conseguí quedarme en una casa gratis a cambio de cuidar a dos perritas monísimas! Después de un mes conseguí trabajo en el hospital y de ahí todo fue de carretilla. 

El primer día de trabajo fue un absoluto desastre, quise coger mis maletas y volverme por donde había venido, pero no me rendí, seguí empujándome a mí misma hacia delante hasta hoy que estoy en un puesto superior a cargo de mi propia clínica de ulceras vasculares. He disfrutado mucho de este puesto, pues me ha permitido seguir desarrollándome como enfermera experta en heridas, cosa que me encanta. Además, no me puedo quejar del salario, en Australia se cobra cada quincena, y digamos que me da para vivir muy bien. Ahora, todo tiene su fin, conseguí llegar a donde quería, pero por desgracia la visa que tengo no me permite trabajar más de 6 meses en el mismo hospital. Toca decir adiós a Cairns.


Estos meses atrás han sido increíbles, he estado tan ocupada que no he tenido tiempo ni de escribir aquí! He cambiado de casa 4 veces, viví dos meses cuidando casas y mascotas. El primer mes fue genial con las dos perritas, y el segundo mes fue aun más divertido, estuve cuidando una casa con 7 gallinas, 2 gatos medio locos y una cobaya. Nunca pensé que las gallinas fueran inteligentes, pero me hicieron correr detrás de ellas un par de veces, cosa que no me hacía ninguna gracia al llegar a casa después de un turno de noche. Se sabían todos los huecos por donde escapar.
 
Georgi e Indi

los gatos locos

la jefa de las gallinas, la Paca


 Después de esta experiencia, volví a la vida real y alquilé una casa con una australiana. La idea no fue buena, pues ella era la dueña y tenia mil normas que seguir, así que decidí cambiarme de nuevo y por fin llegué a una casa genial que echaré de menos.


Cairns está al noreste  de Australia, por lo cual he disfrutado de un “invierno” genial, temperatura minima de 18 grados por la noche. Aunque es gracioso ver como los australianos si cambian su ropa de armario a la de invierno con mangas largas y batas en casa. Yo seguí con la ropa de verano sin problema. 

En pleno invierno


Cairns está en la costa y se encuentra rodeado de montañas. Mar, sí, pero ¡mantente lejos! Hay cocodrilos y medusas mortales. Yo no me lo creía mucho, pero la semana pasada justo murió una mujer que paseaba por la orilla a manos de un cocodrilo. También trabajando en la urgencia he oído que el año pasado murieron 3 personas por picadura de medusa. 
 
Advertencia: cocodrilos

Y esas son las encantadoras historias de Australia. Es curioso tener a pacientes con picaduras por serpiente, enfermedad descompresiva por buceo y otras muchas mas.


A pesar de todos estos peligros, he disfrutado muchísimo de Cairns. Gracias a un programa de voluntariado he buceado muchísimo, casi una vez a la semana, pues a cambio de lavar unos platos he podido disfrutar de buceos increíbles, he buceado con 14 ballenas!. Y a eso vine a Australia, a bucear y surfear…bueno lo de surfear no ha sido posible en el mar, pues no hay olas debido al arrecife de coral y además…hay cocodrilos! Pero si que he desarrollado mis técnicas de surfeo en la ola artificial de la piscina.
Ola artificial



Los alrededores de Cairns son paraísos naturales, un bosque tropical patrimonio de la humanidad, cascadas y montañas verdosas.
secret spot crystal cascades


La vida aquí es tranquila, me encanta no tener metro. En bici o andando se llega a cualquier sitio, aunque también me compré un coche que ha sido compañero de muchos viajecitos.
Recién comprado



También hay mucha fiesta, básicamente hay movimiento todos los días ya que Cairns es una ciudad turística. Hacer amigos no ha sido muy fácil, pues la mayoría de la gente viene un tiempo para conseguir el segundo año de visado y luego se van, asi pues, he conocido mucha gente que poco a poco se han ido yendo. Una vez más, ha sido más fácil hacer amigos españoles y latinos, pues con australianos no he tenido oportunidad, en el trabajo soy la más joven y no es fácil encontrar grupos jóvenes de australianos y decir eh ¿quieres ser mi amigo?, sin embargo españoles ahí donde vamos nos convertimos en amigos porque la distancia une. Pero tengo como propósito hacer amigos australianos en el siguiente destino donde pare.


Llegó la hora de decir hasta pronto Cairns por ahora, es complicado de entender si no se está en Australia, pero digamos que mi visa caduca en enero y estoy pendiente de la residencia permanente que me permita trabajar con los mismos derechos que los australianos ( ahora por ejemplo pago 35% de impuestos desde el primer dólar que cobro, mientras ellos no pagan impuestos los primeros 18.000 dolares) Sí, esto no es españistán.



Lo bueno que por fin llega el viajes más esperado, ¡las toas en Australia! Nos vamos en un monstreco de caravana desde Cairns hasta Sydney, quíen sabe que aventuras nos deparan. Y después, creo que por primera en mi vida no tengo plan, dejaré que las cosas pasen por una semanas y en diciembre de nuevo…viaje con mi amiguísimo Colo!! Después de 10 meses en Australia, una visita se va a agradecer muchísimo! Aquí os espero con los brazos abiertos!

La aventura australiana tendrá una pausa en Enero ya que me voy de voluntariado a Nicaragua y Costa Rica 3 meses. Pero seguiré contando mis anécdotas por aquí.



A seguir llenando la maleta de experiencias…¡Vuelta a la vida mochilera!






domingo, 7 de mayo de 2017

A la Gran Barrera de Coral,


ayudame en mi voluntariado a Costa Rica
Aún no nos conocíamos, pero yo había soñado contigo millones de veces. Me preparé para atravesar las aguas que nos separan y poder observarte bien de cerca llegado el momento. Tantas historias se han contado de ti, que mi curiosidad había ido aumentando por momentos. Me parecías un misterio, un paisaje en un cuento de sirenas donde los seres humanos tienen el acceso restringido. Sólo los buceadores pueden acariciarte de cerca, y yo, que no quería perderme ese placer de vivirte, me convertí en buceadora.

Nuestro encuentro se demoró unos años, pero al fin llegué a Australia y te pude besar. Me embarqué en la aventura de un viaje en barco, cinco días surcando las olas como ayudante de tripulación. Me sometí a unas tareas que nunca antes había realizado fuera del nivel doméstico; fregué platos a doquier, hice camas, limpié baños y aspiré moquetas. Todo ello porque mi bolsillo aún de mochilera no me daba para pagarme la estancia en el barco, pero aún así yo tenía muchas ganas de verte.

Aquella mañana de nuestro primer encuentro fue indescriptible. Recién se levantaba el sol en el horizonte, ahí te dejaba ver, emergiendo entre las aguas, dejándote ver tímidamente, sin nada más que agua alrededor.

Sin pensármelo dos veces, bajé corriendo a la popa, y me puse mi vestimenta más adecuada para verte, mi traje de buceadora, que me permitiría conocerte.
De un chapuzón me lancé hacia ti, y comencé a bajar poco a poco, con la ilusión desbordando por mi cuerpo en forma de burbujas.

Ahí estabas tú esperando con tu vestido de gala, me recibiste al alba, un poco pálida, pero según el sol te iba alumbrando, tus colores se tornaron más vivos, tus corales rejuvenecieron y tus pequeños habitantes comenzaron a bailar entre tus brazos.




Eres muy atenta con ellos, pues a cada uno le satisfaces con los colores que necesitan para camuflarse, a los pececillos azules les das corales azulados, a los anaranjados les das anemonas para vivir, a las mantas les das arena donde ocultarse, a los grandes les das cuevas para dormir por el día y como sabes que cazan por la noche, a los pequeñitos también les das recovecos entre tu cuerpo para dormir tranquilos por la noche.





Me encantó que me recibieras con tantos amigos, las tortugas fueron geniales, me embobé tanto con ellas que apenas salieron bien en ninguna foto, otros, sin embargo, parecen algo más aterradores como los tiburones de punta blanca. Pero ¿sabes qué? Me alegré también de conocerlos porque nadando con ellos a tu lado se me quitó el miedo.



 En realidad, todos me encantaron, los peces loro, los peces ángel, los peces punta,  los peces payaso y los peces cirujanos. Sólo por hacértelo saber, a estos dos últimos los hemos apodado Nemo y Dori aquí arriba en tierra y son bastante famosos. 
 
Dori

Nemo y su padre

Los peces ballesta también son súper coloridos, pero con esos dientes y las historias que me han contado de ellos, mejor los acabo de conocer en otro momento, no te molestes.


Otro gran descubrimiento que me enseñaste fueron las almejas gigantes, o por su nombre de pasaporte Tridacna gigas. Sus colores morados y azules me embaucaron, y jugar con ellas al cucú-tras fue también divertido, yo me acercaba y ellas se cerraban, yo hacía que me alejaba y volvían a mostrar su cara.

Nuestro primer encuentro fue tan bonito que decidí no parar de verte por cinco días, te llegué a visitar hasta cuatro veces al día. Mientras estaba en el barco, no paraba de pensar en ti. Trabaja ilusionada mirando el reloj para volver a bajar a verte. En el barco también me trataron muy bien, debe ser que tu simpatía se contagia. El resto de la tripulación también había venido a Australia a conocerte aunque había locales que ya te conocían de hacía tiempo. Comí muy bien, todo del chef, y como ya te dije que soy vegana, tuve la suerte de que hubiera pasajeros veganos que también venían a verte y el chef tuvo que cocinar para nosotros.

Nuestros encuentros nocturnos fueron algo diferentes, ahí ya no te mostrabas de color, por eso yo te alumbraba para poder seguí viendo un cachito de ti. De hecho, una noche bajé con una linterna especial y me pudiste presentar a tus amigos más pequeños, ¡el más grande creo que medía dos mm! Fue todo una pasada, aunque reconozco que al principio creí que me estabas gastando una broma diciéndome que mirara los corales muy de cerca y yo no veía nada, de hecho de noche brillas aún más. Sin embargo lo que más me llamó la atención de estos encuentros fueron las carreras que se daban tus amigos, los más grandes, buscando comerse a tus amigos más pequeños. Suerte que tú los proteges, pero entiendo que no te pongas del lado de ninguno y los dejes a su aire ¿o se dice a sus aguas ahí abajo?
fluoro diving

nocturnos

Me dio mucha pena despedirme de ti. Pero sabes que pronto nos volveremos a ver, muy pronto porque aun sueño que juego con tus amigos y tú.
¡Ah! Casi se me olvida, gracias por ponerle mi nombre a uno de tus arrecifes, ¡¿cómo sabías que al final iba a venir?!

Da saludos a las tortugas, a Nemo y Dori y bueno a todos en general. Cuídate mucho, que aunque no te lo dije, hay partes de ti que parecen estar muriendo y yo no quiero que eso te siga pasando.
¡Hasta pronto amiga!

ayudame en mi voluntariado a Costa Rica