vistas en total

martes, 30 de agosto de 2016

Londres, ni contigo ni sin ti, pero mejor sin ti.



Dicen que el tiempo pasa rápido y así es, 5 años han pasado desde que comencé este blog y por tanto esta “vida diferente”. 5 años de aventuras en ese país llamado Reino Unido, y la mayoría de ellas en esa gran alborotada ciudad llamada Londres. He de decir que no esperaba vivir por tanto tiempo en un país donde el tiempo no acompaña y los amigos son difíciles de encontrar, o al menos nativos. Si tuviera que resumir esta gran aventura con un solo adjetivo sería amarga.

Mi aventura no empezó con buen pie en Ludlow, en ese pueblito en el que al final hice grandes amigos pero que me obligó a regresar a España por un breve tiempo. Aún con ánimos, decidí volver a probar suerte, esta vez en el Whittington Hospital en Londres donde la mala suerte me persiguió, me encontré en un ambiente laboral deplorable donde una mujer irlandesa de la vieja escuela llevaba las riendas de la vida de todos, al estilo de la directora de la película Matilda. Esta experiencia al menos me hizo fuerte y fui capaz de abandonar el barco a tiempo. También conocería aquí a dos grandes amigas que me acompañarían en mi aventura hasta hoy.

Finalmente, caí en el mejor puesto de trabajo que he tenido nunca, la unidad de quemados de Chelsea & Westminster. Aquí vi el cielo, esa llamada telefónica diciéndome que me aceptaban, que había pasado la entrevista…, creo que fue uno de los días más felices de esta aventura. Y de esa llamada han pasado ya 3 años. ¿Y si es el mejor trabajo de mi vida, por qué narices me voy? Sí, esa pregunta ha rondado por mi cabeza muchas veces y me la han preguntado otras tantas, pero he de reconocer que tengo el síndrome del culo inquieto; una vez que me habitúo a lo nuevo necesito un cambio, creo que lo fácil me aburre y el cuerpo me pide desafíos por muy difíciles que sean de conseguir.

Australia siempre ha sido un sueño para mí, y la gente que me conoce lo sabe. Lo que no estoy muy segura es de si esa gente pensaba que eran solo ensoñaciones de adolescente o algo más serio, pero hoy puedo decir que este sueño está a punto de cumplirse, que tengo la visa en mis manos y solo me falta dar el salto final ( y terminar la burocracia enfermeríl australiana, que si fue complicado conseguir los papeles para el colegio de UK, Australia ya lo supera con creces, Oh my God! como dirían los ingleses).

Entre aventura y aventura quería escribir algunas reflexiones sobre mi vida en UK. No sé muy bien como expresarlas, porque Londres quieras o no te altera la vida. Se crea una relación de amor-odio con la ciudad; un día estás enamorado perdido de ella ¡me encanta Londres! Mira sus parques verdes, las ardillitas, qué gran selección de conciertos, mira los ingleses que monos tomando el té en sus tacitas de porcelana; y otro día la odias con todas tus ganas, ¡qué asco! ¿ por qué habré venido a vivir aquí y no pude haberme quedado en mi España tan a gustito? ¿ va a parar de llover hoy? ¿y esa luz qué es? Anda! Un rayo de sol, corre coge vitamina D!
Os riereis, pero es la cruda realidad de los que allí habitamos, perdón, habitábamos, yo ya estoy mudada en España aunque sea por poco tiempo. 

Y sí, ahí está la clave, en España estaba muy a gustito, pero salir de mi zona de confort me ha dado madurez, idiomas, independencia, aventuras, cultura y en definitiva libertad. Me siento orgullosa de ser capaz de afrontar cualquier situación, no me da miedo lo desconocido, soy capaz de andar por el mundo sin refugio, me valgo por mí misma para salir adelante.

Londres no es nada fácil en absoluto, y quien diga lo contrario, miente. Londres han sido up & downs, es decir, un día estás arriba, genial y al día siguiente como en una noria estás completamente abajo, pero al menos después de unas cuantas situaciones así sabes que volverás a subir y estar bien. ¿ Por qué digo esto? Porque Londres es una ciudad enorme llena de gente, concretamente de 7 millones de personas, pero donde al final te encuentras solo. Nadie tiene tiempo de relacionarse o no hay ganas de ello. Una de las cosas que más pena me da de haber vivido allí es el no haber sido capaz de hacer amigos ingleses. Claro que he salido de fiesta , y he tenido muy buen rollo con gente del trabajo y hasta hice el camino de Santiago con una inglesa, pero tristemente no puedo llamar a ningún inglés amigo, porque no he conseguido llegar al punto, por ejemplo, de que me inviten a un café para contarme su vida o yo la mía, o ni siquiera una cerveza después del trabajo. Sí que conseguí al menos al final sacar a alguna de cervezas, pero casi obligadas. 

También ha sido difícil el encuentro con personas a las que digamos no les gustan mucho los extranjeros, he sufrido malas contestaciones por parte de profesionales sanitarios del mismo equipo al igual que me han hecho pasar no muy buenos momentos. Pero me quedaré con que estos encuentros me han hecho mejorarme a mí misma.


En cuanto a la enfermería, me quedo con la española con los ojos cerrados. La medicina inglesa me decepcionó desde el principio, mucho protocolo pero pocos conocimientos a la hora de la verdad. Allí he sido la súper enfermera, todas las compis me preguntaban dudas y alguna que otra ha venido de algún médico. Pero claro, como enfermera allí sería la caña, pero me temo que he perdido mucho de lo que aprendí en España ya que muchos conocimientos has estado en desuso y confieso que algo de miedo me da volver a trabajar en un hospital en España porque sé que seré la novata inglesa, pero bueno, un nuevo reto que aún no voy a afrontar.


Obviamente Londres también ha tenidos sus cosas buenas. He hecho grandes amigos (todos españoles o extranjeros) mis aítas, mis piratillas y muchos más, y bueno, la llegada de mis mejores amigos al país que me hizo la vida allí mucho más fácil ( aunque yo ahora les abandono, sorry!) Londres me ha dado muy buenos momentos, las fiestas que nos hemos pegado hasta las 3 de la mañana (hora que cierran los garitos), los copazos que nos hemos metido (de 25 ml de alcohol), gracias a Londres me hice adicta a la cerveza y dejé el ron de lado, los conciertos, los festivales, las cenas con amigos, conocer en 5 años a 27 compañeros de piso, y sobre todo la posibilidad de viajar. Eso es lo que más agradezco a UK, el darme las condiciones laborales tan buenas que he tenido que me han permitido viajar y acrecentar este sentimiento por la aventura y lo desconocido.

 

En resumen, podría seguir escribiendo cientos de palabras, pero entonces esta entrada se convertiría en un libro. Un libro, ¡qué gran idea! Creo que es una tarea pendiente (nota mental: escribir un libro).
De momento, voy a seguir escribiendo páginas en el libro de la vida, ese libro que nos dan en blanco y nosotros decidimos como rellenarlo. Yo lo voy a seguir escribiendo con sueños cumplidos y con sueños por cumplir porque si hay algo que me guste en esta vida es soñar despierta y eso es lo que voy a seguir haciendo.


Contiruará …



…En Australia.