Dicen que el tiempo pasa rápido y
así es, 5 años han pasado desde que comencé este blog y por tanto esta “vida
diferente”. 5 años de aventuras en ese país llamado Reino Unido, y la mayoría
de ellas en esa gran alborotada ciudad llamada Londres. He de decir que no
esperaba vivir por tanto tiempo en un país donde el tiempo no acompaña y los
amigos son difíciles de encontrar, o al menos nativos. Si tuviera que resumir
esta gran aventura con un solo adjetivo sería amarga.
Mi aventura no empezó con buen
pie en Ludlow, en ese pueblito en el que al final hice grandes amigos pero que
me obligó a regresar a España por un breve tiempo. Aún con ánimos, decidí
volver a probar suerte, esta vez en el Whittington Hospital en Londres donde la
mala suerte me persiguió, me encontré en un ambiente laboral deplorable donde
una mujer irlandesa de la vieja escuela llevaba las riendas de la vida de
todos, al estilo de la directora de la película Matilda. Esta experiencia al
menos me hizo fuerte y fui capaz de abandonar el barco a tiempo. También
conocería aquí a dos grandes amigas que me acompañarían en mi aventura hasta
hoy.
Finalmente, caí en el mejor
puesto de trabajo que he tenido nunca, la unidad de quemados de Chelsea &
Westminster. Aquí vi el cielo, esa llamada telefónica diciéndome que me
aceptaban, que había pasado la entrevista…, creo que fue uno de los días más
felices de esta aventura. Y de esa llamada han pasado ya 3 años. ¿Y si es el
mejor trabajo de mi vida, por qué narices me voy? Sí, esa pregunta ha rondado
por mi cabeza muchas veces y me la han preguntado otras tantas, pero he de
reconocer que tengo el síndrome del culo inquieto; una vez que me habitúo a lo
nuevo necesito un cambio, creo que lo fácil me aburre y el cuerpo me pide
desafíos por muy difíciles que sean de conseguir.
Australia siempre ha sido un
sueño para mí, y la gente que me conoce lo sabe. Lo que no estoy muy segura es
de si esa gente pensaba que eran solo ensoñaciones de adolescente o algo más
serio, pero hoy puedo decir que este sueño está a punto de cumplirse, que tengo
la visa en mis manos y solo me falta dar el salto final ( y terminar la
burocracia enfermeríl australiana, que si fue complicado conseguir los papeles
para el colegio de UK, Australia ya lo supera con creces, Oh my God! como
dirían los ingleses).
Entre aventura y aventura quería
escribir algunas reflexiones sobre mi vida en UK. No sé muy bien como
expresarlas, porque Londres quieras o no te altera la vida. Se crea una
relación de amor-odio con la ciudad; un día estás enamorado perdido de ella ¡me
encanta Londres! Mira sus parques verdes, las ardillitas, qué gran selección de
conciertos, mira los ingleses que monos tomando el té en sus tacitas de
porcelana; y otro día la odias con todas tus ganas, ¡qué asco! ¿ por qué habré
venido a vivir aquí y no pude haberme quedado en mi España tan a gustito? ¿ va
a parar de llover hoy? ¿y esa luz qué es? Anda! Un rayo de sol, corre coge
vitamina D!
Os riereis, pero es la cruda
realidad de los que allí habitamos, perdón, habitábamos, yo ya estoy mudada en
España aunque sea por poco tiempo.
Y sí, ahí está la clave, en
España estaba muy a gustito, pero salir de mi zona de confort me ha dado
madurez, idiomas, independencia, aventuras, cultura y en definitiva libertad.
Me siento orgullosa de ser capaz de afrontar cualquier situación, no me da
miedo lo desconocido, soy capaz de andar por el mundo sin refugio, me valgo por
mí misma para salir adelante.
Londres no es nada fácil en
absoluto, y quien diga lo contrario, miente. Londres han sido up & downs,
es decir, un día estás arriba, genial y al día siguiente como en una noria
estás completamente abajo, pero al menos después de unas cuantas situaciones
así sabes que volverás a subir y estar bien. ¿ Por qué digo esto? Porque
Londres es una ciudad enorme llena de gente, concretamente de 7 millones de
personas, pero donde al final te encuentras solo. Nadie tiene tiempo de
relacionarse o no hay ganas de ello. Una de las cosas que más pena me da de
haber vivido allí es el no haber sido capaz de hacer amigos ingleses. Claro que
he salido de fiesta , y he tenido muy buen rollo con gente del trabajo y hasta
hice el camino de Santiago con una inglesa, pero tristemente no puedo llamar a
ningún inglés amigo, porque no he conseguido llegar al punto, por ejemplo, de
que me inviten a un café para contarme su vida o yo la mía, o ni siquiera una
cerveza después del trabajo. Sí que conseguí al menos al final sacar a alguna
de cervezas, pero casi obligadas.
También ha sido difícil el encuentro con
personas a las que digamos no les gustan mucho los extranjeros, he sufrido
malas contestaciones por parte de profesionales sanitarios del mismo equipo al
igual que me han hecho pasar no muy buenos momentos. Pero me quedaré con que
estos encuentros me han hecho mejorarme a mí misma.
En cuanto a la enfermería, me
quedo con la española con los ojos cerrados. La medicina inglesa me decepcionó
desde el principio, mucho protocolo pero pocos conocimientos a la hora de la
verdad. Allí he sido la súper enfermera, todas las compis me preguntaban dudas
y alguna que otra ha venido de algún médico. Pero claro, como enfermera allí
sería la caña, pero me temo que he perdido mucho de lo que aprendí en España ya
que muchos conocimientos has estado en desuso y confieso que algo de miedo me
da volver a trabajar en un hospital en España porque sé que seré la novata
inglesa, pero bueno, un nuevo reto que aún no voy a afrontar.
Obviamente Londres también ha
tenidos sus cosas buenas. He hecho grandes amigos (todos españoles o
extranjeros) mis aítas, mis piratillas y muchos más, y bueno, la llegada de mis
mejores amigos al país que me hizo la vida allí mucho más fácil ( aunque yo
ahora les abandono, sorry!) Londres me ha dado muy buenos momentos, las fiestas
que nos hemos pegado hasta las 3 de la mañana (hora que cierran los garitos),
los copazos que nos hemos metido (de 25 ml de alcohol), gracias a Londres me
hice adicta a la cerveza y dejé el ron de lado, los conciertos, los festivales,
las cenas con amigos, conocer en 5 años a 27 compañeros de piso, y sobre todo
la posibilidad de viajar. Eso es lo que más agradezco a UK, el darme las
condiciones laborales tan buenas que he tenido que me han permitido viajar y
acrecentar este sentimiento por la aventura y lo desconocido.
En resumen, podría seguir
escribiendo cientos de palabras, pero entonces esta entrada se convertiría en
un libro. Un libro, ¡qué gran idea! Creo que es una tarea pendiente (nota
mental: escribir un libro).
De momento, voy a seguir
escribiendo páginas en el libro de la vida, ese libro que nos dan en blanco y
nosotros decidimos como rellenarlo. Yo lo voy a seguir escribiendo con sueños
cumplidos y con sueños por cumplir porque si hay algo que me guste en esta vida
es soñar despierta y eso es lo que voy a seguir haciendo.
Contiruará …
…En
Australia.
a por tu proxima aventuraaaaaaa!
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