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viernes, 7 de abril de 2017

De luna de miel con Australia

¡Llegó el gran día! Me levanto ya con la sonrisa pegada en la cara, me preparo, me tomo un buen desayuno y en cuanto pongo un pie fuera de la residencia donde me alojo, sé que la gran aventura acaba de empezar. Cargada con mis bultos me dirijo a la estación de autobuses, hay otros mochileros, todos nos miramos curiosos entre nosotros preguntándonos donde irán los otros, en que aventuras se embargarán.
Mi aventura comienza en Lorne (Estado de Victoria), ahí me esperan María, portuguesa/francesa, Melvin, alemán, y el coche ranchera que nos acompañará durante casi 4000 km cruzando los estados de Victoria, Australia Meridional y Australia Occidental.



Ocean Road
Los tres sonrientes como tontos, cargamos el coche, y ahora sí que es de verdad, ¡nos vamos! 


Primero hacemos parada en las cataratas de Lorne, el agua cristalina cayendo entre tantos verdes diferentes es preciosa, me quedo con la boca abierta.


Siguiente parada, un mirador hacia la Ocean Road, se me iluminan los ojos, esa es la carretera por la que empieza esta aventura. La Ocean Road tiene 244 km que recorren la costa hasta Warrnambool, fue construida por los soldados retornados y en honor a los caídos en la primera guerra mundial ( ya sabemos que a los ingleses les encantan estas cosas).


Música y ¡acción!, salimos de Lorne, admirando la bellísima estampa, tengo suerte de ir de copiloto y poder observarlo todo. Mi cabeza se llena de pensamientos, sí, esto es lo que llevo tanto tiempo soñando: pura Australia.

Los 12 apóstoles emergen desde el agua y crean una fantástica combinación natural.

Llegamos a Warrnambool, me da pena que no sea invierno, pero sólo porque desde este punto se ven ballenas desde la costa cuando es invierno. Aún así disfruto de las vistas de la playa y de algún que otro surfista ;).
Primera noche de acampada, gracias a la app wikicamps, encontramos zonas de acampada gratuitas sin dificultad. Australia tiene todas las facilidades para este tipo de viajes, hay baños públicos (con papel) por todos lados, incluso duchas gratuitas en algunos puntos. Durante todo el viaje, solo pagamos campings de pago 3 ó 4 días y porque llovía y teníamos que buscar refugio. María y yo dormimos en la ranchera y Melvin en su tienda molona.


Al día siguiente intentamos llegar a Adelaide, pero hay demasiados km, paramos en Mount Gambier a ver un lago con un color azul espectacular, lo cual es debido a los minerales de la tierra del lago. Vemos nuestro primer atardecer en el agua, ya que en Victoria el horizonte en el mar es hacia el este. El parque natural de Coorong nos deleita con sus dunas y aguas tranquilas, sólo nosotros tenemos el placer de estar en la playa, no hay nadie más.


Cruzando Australia Meridional
En nuestra ruta hacia Adelaide vamos observando como el paisaje va cambiando, bromeamos intentado identificar paisajes con países europeos. Atravesamos unos pinares que recuerdan a los países nórdicos, son tan frondosos que no entra ni un rayo de sol, mientras conducimos, se nos cruzan miles de mariposas blancas, igual nos desean suerte en nuestro viaje. Embobada con las mariposas, veo a lo lejos un animal que no sé identificar de primeras, ¡es una mamá emú con sus hijitos! El emú junto al canguro, son los animales del escudo australiano.


Llegamos a Adelaide y conozco al cuarto componente del grupo y al segundo coche, Theo, francés y rollete de María. Aquí es cuando el plan original cambia y yo paso a dormir del coche a la tienda de campaña que compré de por si acaso ( prefiero no comentar sobre el cambio de plan).
mi tienda es la azul

En Adelaide visitamos el mercado central, lleno de puestos de frutas y verduras y otros tipos de comida. Acabamos en un oriental comiendo noodles. Ya sentimos el calor de la Australia Meridional, hemos dejado atrás el fresquito de Victoria. Se respira buen ambiente, e incluso hay un festival gratuito al aire libre…, nada no nos ponemos de acuerdo, nos marchamos de Adelaide.
Esa noche dormimos en Malala stadium, un campo de futbol americano cuyos terrenos alrededor han sido habilitados para acampar gratuitamente. Es gracioso ver a toda la gente acampar donde se supone que se juega al futbol. Cada uno va equipado como puede, pero hay gente super pro, con caravanas, barquitas, quads y de todo, hay gente que está viajando por un año, muchos mochileros pero también australianos, sobre todo jubilados.



Nos adentramos en la Australia Meridional, un aire al viejo Oeste,  una carretera rodeada de desierto lleno de arbustos con colores rojizos, verdosos y muchos marrones. No os imaginéis el desierto del Sahara de dunas de arena. En Aligator Gorge, observamos el cañón de arenas rojizas cubierto por vegetación y tenemos la oportunidad de ver un lagarto llamado varano aborícola. Hace muchísimo calor, pero una ruta hacia dentro del cañón hubiera sido genial!



El siguiente pueblo es Iron Knob, ¡dónde ha estado hasta la Reina de Inglaterra dos veces! Es un pueblo minero en donde se han fabricado muchos barcos de metal, algunos bastante importantes. Lo mejor, el amanecer de tonos rosados y violetas.



En Elliston, un pueblo en medio de la nada y sin apenas cobertura, nos montamos una tarde/noche entretenida con unos australianos, nos desafían a un billar y entre cervezas y risas nos dan las tantas. Aquí es cuando contacto por última vez con mi familia antes de adentrarnos en el desierto más profundo ( sin cobertura), tres días después mi padre me informaría que había puesto una denuncia de desaparición, ¡estábamos en busca y captura y nosotros sin saberlo!

En la playa al día siguiente hago un intento de kite surfing, y digo intento porque en realidad vi mi vida pasar ante mis ojos, un viento fuerte me tira hacia adelante y pierdo el control, a lo supermam vuelo unos metros y cuando el viento para me estampo contra la arena. Ahora me rio, sí. Parecía más fácil ver al chico francés manejarla…

En Streaky bay, vemos un atardecer alucinante, además hay luna llena y no hay necesidad de usar luces. Un vino alrededor del fuego hace la noche perfecta.


 Por la mañana temprano, todos duermen, yo me voy a la playa, paseo, me doy un baño y me pongo a leer bajo el sol, me siento libre en una playa para mí sola.
Continuamos hacia la playa más esperada, Cactus Beach, olas perfectas, como las de las pelis de surfistas, y ..¡con tiburones! Aún así nos damos un remojón.


El desierto de Nullarbor
A partir de aquí se acaba la civilización, hasta llegar a Esperance, solo hay km de carretera con “pueblos” cada 200 km, lo entrecomillo porque son gasolineras donde a veces hay alguna que otra casa y ya ( pero con comida vegetariana/vegana!). Estamos pendientes de la aguja de la gasolina, en Adelaide repostamos a 1.16 AUD, en el desierto a 1.80 AUD.



Atravesamos 1200 km en dos días, ¡¿estáis locos?!, vimos el tiempo nubladillo y aprovechamos, cambiando de conductor cada 2 horas y con la música bien alta. He de decir que después de casi 4000 km conduciendo, soy ya casi una experta en conducir (un coche automático) por la izquierda. Tuve la oportunidad de conducir la carretera más recta de Australia y probablemente del mundo, 146 km en línea recta, ni una curva por medio del desierto, ¡uoh! ¡Fue todo un desafío al aburrimiento al volante!, cuando por fin aparece una señal de curva a la izquierda, respiré aliviada. 


Durante el trayecto, pude admirar el paisaje desértico, ahora entiendo porqué Australia tiene la mitad de habitantes que España aunque sea más grande que Europa, está despoblada. El entretenimiento al volante era saludar a los pocos conductores que venían de frente, como en el camino de Santiago con ¡buen camino!, aquí levantábamos una mano del volante a modo saludo.

En estas tierras habitan canguros, wombats, camellos y todo tipo de carroñeros. Desafortunadamente hay muchísimos animales muertos en las cunetas ( arcén con h o sin h, ehhh ponga cuneta), pero gracias a ello vimos unas águilas enormes que acudían al olor de la carne fresca. También vimos un grupo de camellos bastante grande a la distancia.


De vuelta a la civilización
Esperance, no podrían haberle puesto mejor nombre al primer pueblo grande que vimos después de días en la nada. Entramos al supermercado como si entráramos en otra dimensión, como niños, nos recorrimos todos los pasillos. Esa noche nos comimos una merecida barbacoa( vegana/carnívora)  en un camping. Y al día siguiente… el maravilloso parque nacional cape le grand!! En Australia la entrada a los parques se suele pagar online o donando, lo que significa entrada gratuita para mochileros a menos que te pillen los guardas, ¿mi?¡No inglis!

Disfrutamos de un día genial en la playa de arena blanca y aguas turquesas acompañados de canguros. 



Fue un auténtico placer, sentí la felicidad de los otros, habíamos sobrevivido al desierto y ahora estábamos en el paraíso.

La lluvia nos hizo pasar una noche en el camping de Hopetoun ( no es un mal deletreo, resulta que hay muchísimos pueblos que fueron mal escritos por los conquistadores y así se ha quedado el nombre, en realidad seria Hopetown, la ciudad de la Esperanza). Resultó que el bar del camping era lo más del pueblo, y además era sábado noche, conocimos a la juventud y a la menos juventud del pueblo entre cervezas y conversaciones. En realidad estaban todos borrachos como cubas, pero lo pasamos bien.

Según avanzamos, comienzan a aparecer más y más arboles hasta que llegamos a Denmark, un pueblo entre bosques de árboles frondosos. Aquí nos alojan unos amigos australianos de María que viven en una casa de ensueño en mitad del bosque. Una casa de madera con grandes ventanales, ¡una pasada! Cenamos por fin un plato bien cocinado, pues durante todo el viaje hemos tirado de sándwiches, pasta y alguna que otra bbq.

No podíamos seguir sin parar para escalar el Gloucester Tree, el sueño del alemán durante todo el camino. Escalamos sin arnés ni nada por unas barras de metal todo el árbol hasta la copa, 53 m de subida…y de bajada. Una y no más, las vistas de pájaro maravillosas, pero me temblaba todo.





Fin del Road Trip
Finalmente llegamos a Margaret River, aquí sabíamos que cada uno tiraría por su lado. Un abrazo, vemos marchar a Melvin que se va haciendo autostop hasta Perth. Los 3 restantes comemos y un rato más tarde nos despedimos con otro abrazo. Yo decido pasar la noche en Margaret River para descansar finalmente en una cama y al día siguiente cojo un bus a Perth, pero esa ya es otra historia que contar.

El Road Trip (viaje por carretera) ha sido genial, me ha permitido ver la Australia más profunda, la increíble vida salvaje y disfrutar de paisajes nunca vistos. Aprendí a convivir (y a tener mucha paciencia) con gente que no conocía de nada y que finalmente, de una u otra manera, nos convertimos en una pequeña familia lejos del hogar. Muchas risas, cervezas, juegos y kilómetros compartidos.
El desierto fue un desafío, pero que nadie me diga que le lleve porque es un viaje irrepetible, vamos, que no vuelvo a repetir esos días de calor con la espalda pegada al asiento entre tormentas de arena, una vez mola, dos ya no, lo siento.
El viaje duró 17 días, a mí me hubiera gustado haberlo extendido mucho más y haberlo hecho más relajado, pero como ya he dicho, habemus paciencia, ninguno teníamos curro ni planes, pero a alguno se le metió un petardo en el culo. 
mapa del recorrido

Dejadme comentarios que me gusta saber que la gente me lee!

PD: Planeando la siguiente aventura Australia y enamorandome de este país…